Por primera vez, vivimos la maravillosa experiencia de visitar la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Enormes pabellones nos recordaron lo que alguna vez fue la Fisa (aunque nos delatemos con la comparación), los que bajo la lluvia se nos hacía muchas veces difícil ir de uno a otro. Jornadas para profesionales, conferencias y expresiones artísticas, nos deleitaron y Chile no estuvo ajeno a todo ello con su delegación. Con Francia como país invitado, disfrutamos de su maravilloso pabellón, que hacía gala de un stand dedicado solo a su impresionante literatura infantil y juvenil, otro para el cómic y un tercer espacio asignado a la literatura general. En suma, una gran vivencia tanto en lo personal como en lo profesional.
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